¿Te acuerdas cuando aprendiste la “historia de nuestro progreso”? Según esa narrativa «moderna,» nosotros, «modernos» somos la cúspide del progreso y, por lo tanto, los seres humanos más «evolucionados.»
Hoy topamos con algo tan banal y sorprendente a la vez y que pone esa presunción de ser «la cúspide» de nuestra expresión humana y biológica en cuestionamiento y de manera curiosa: lo que nuestras sonrisas revelan de nuestro estado biológico
Me pareció increíble pensar en mi sonrisa como un índice no sólo de salud dental, pero de mi conformación biológica total. Pero el trabajo del dentista Weston Price me ayudó a entender otra dimensión de nuestra coherencia biológica y cómo un aspecto de nuestra biología también refleja el conjunto.
George Orwell dijo: “Es muy difícil ver lo que está por debajo de su propia nariz.” Y visto que los dientes están por ese rumbo, vamos a dar una miradita.
Si te paras delante tu espejo, abres tu boca y miras tus dientes. ¿Qué ves? Para la suma mayoría de adultos unas de las muchas cosas que podrías notar son caries. Normal. Tan normal que ni lo cuestionamos y ha sido normal durante muchisísimo tiempo. Los “cuidados de salud” incluyen una visita al médico y otra al dentista por año, ¿no? Y que nos rellenen una carie es simplemente “parte de la vida.”
Y ha formado “parte de la vida humana” desde tantos milenios que si lo cuestionáramos, tal vez sería para preguntarnos cómo habría sido para nuestros antepasados que no podían recurrir a los odontólogos modernos pero no dudamos de que el tener caries simplemente forma parte de la vida humana.
Y tampoco lo cuestionaba el dentista estadounidense Dr. Weston A. Price hasta que algo curioso le pasó en los años 1930 y pocos:
Weston Price tomó unas vacaciones en Suiza y alguien lo llevó a un pueblo en el valle Loetschental en los altos de los Alpes

y rodeado de cerros. No había carretera, sólo un sendero. Cuando el Dr. Price llegó hasta aquel pueblo, se juntaron los habitantes deseosos de saber quién habría llegado hasta ellos. Lo saludaron, sonrieron y le dieron la bienvenida con mucha amabilidad.
En ese momento, y con sus sonrisas, cambiaron la vida del Dr. Price y de sus sonrisas llegó la inspiración para la contribución que el Dr. Price iba a dejar para nosotros.
Price no podía creer lo que estaba viendo: todo un pueblo de gente, de todas edades y con dientes perfectamente alineados, mandíbulas anchas que

acomodaban sus dientes perfectamente, caras redondas, físicos sanos y disposiciones también sanas. Price ya tenía más de treinta años trabajando como dentista y había visto muchas bocas, caras, mandíbulas. Pero nunca había visto a un pueblo entero tan sano. Y había una plaga de tuberculosis haciendo estragos de por el mundo, incluyendo Suiza, y estos no habían padecido ni de un sólo caso.
Entonces ofreció una consulta gratuita a todos los habitantes. Tenían poquísimas caries. Investigó su dieta autóctona y abastecida totalmente por lo que cultivaban en su entorno. De ahí, decidió visitar a otras comunidades remotas y autóctonas aún comiendo sus alimentos tradicionales. Viajó por el mundo y visitó muchas comunidades autóctonas encontrando lo mismo: por distintas que fueran las dietas de estos pueblos, todas resultaban en una incidencia muy, muy baja de caries y los niños nacían con mandíbulas suficientemente anchas para que todos sus dientes salieran perfectamente acomodados y alineados.
Cuando Price estaba visitando esta primera comunidad se enteró que el gobierno suizo había pasado una ley declarando un “derecho al transporte.” Iban a poner carreteras para que todos los pueblos aislados de Suiza fueran accesibles por auto. Junto con el transporte llega mercadería. Se abren tiendas vendiendo todo tipo de productos y alimentos llegando de lejos. Price se preguntaba cómo iba a impactar a los habitantes de este pueblo suizo. A los pocos años regreso. Ahora las jóvenes de quiénes había sacado fotos en su primer viaje ya eran madres con bebés de uno o dos años y con acceso a alimentos “comerciales” durante sus embarazos.
En las comunidades suizas ya abastecidas con alimentos comerciales, toda la estructura de la cara, la mandíbula y el resto del cuerpo era muy distinto.

Y tal como lo que vio en su primera visita le maravilló, lo que vio en su segunda lo asombró: los recién nacidos tenían todo tipo de malformación de la mandíbula, caries y malformaciones dentales. Entonces Price pasó casi una década visitando comunidades autóctonas en las cuales la gente comía sus dietas tradicionales y otras, de las mismas etnias, en las cuales ya se pusieron a los alimentos industrializados y el caso era el mismo.
Pero no eran sólo los dientes ni las mandíbulas. Toda la conformación no sólo física pero de temperamento cambiaba. La vida es coherente en todo el cuerpo. Una malformación, que se manifieste en los dientes, no se limita a los dientes. La vida expresa una realidad celular que luego se expresa en todo el organismo. Una deformación en una parte de la cabeza también se ve en el resto de la cabeza y de la salud global del individuo porque refleja una realidad celular y subyacente. Las imágenes son impresionantes.
Las implicaciones de estas imágenes también son muy profundas. ¿Cuáles son las preguntas que surgen desde tu curiosidad frente a esto?
Si realmente quieres sacar provecho de esta información, como en cualquier aprendizaje verdadero, la trabajarás desde tu propio contacto con la vida. No sólo tus opiniones, pero tus preguntas, nuevas preguntas que llevan tu atención a descubrir tu vida nuevamente. El brillo de nuestra inteligencia y espíritu se activa no con respuestas ajenas si no con preguntas nuevas y atenciones más amplias, pacientes, detalladas y arraigadas. Ese es el propósito de Riqueza Vital: sólo es rico y vital, en tu realidad, a la medida que tú te entregues a la aventura de tu vida con atención.
Cuando leas este artículo, cuando mires las fotos y los cambios de conformación de caras de un hermano mayor a su hermano menor, luego mira en tu espejo. ¿Qué ves? A mi, por ejemplo, me sacaron cuatro dientes de niño para que se me acomodaran mis dientes de juicio, que salieron pero no están tan bien acomodados. Entonces puedo saber algo de mi, algo de mi formación durante el embarazo de mi madre y, bueno, pasé mucho de mi niñez en pobreza y con alimentos pobres. Entonces si mi propósito es andar hacía salud tengo que habilitarme a responder (responsa-bilizar, literalmente) a llevar esta estructura viva hacía el bienestar y puedo apreciar la naturaleza, la mía, que me comprometo a cuidar, a respetar, a llevar a bien.
He notado que mucha gente, cuando reciben una información que los plantee desde su realidad viva, como la de la estructura de su cara reflejada en el espejo, me preguntan ¿está bien o está mal? llevando las cosas a ese marco moral y muy simplista. Ten la valentía de mirar tu cara y preguntarte más bien ¿está ancha o angosta? ¿tengo cupo para mis dientes o no? ¿cómo me siento? ¿qué vivo? ¿qué siento y en dónde? ¿cuáles son los ritmos de mi vida, de mis sentires, de mi salud, de los propósitos que me planteo y de lo que hago y no hago para lograrlos, mi intimidad, mi economía, mi ambiente, mi bienestar?
Si estás embarazada o amamantando, o si tienes a una amiga embarazada o amamantando, la dieta y el bienestar de nuestras madres tendrá un impacto para el resto de nuestras vidas y de las madres. Lastimosamente hay mucho sufrimiento en el embarazo, el parto y los primeros años de vida con nuestros recién-nacidos que hemos normalizados y hasta institucionalizados porque ya no estamos conectados a la sabiduría humana y ancestral que nos espera en nuestro cuerpo. Todos tenemos muchas ideas recibidas sobre la vida. Pero pocos toman el tiempo de hacer uso de sus sentidos, detenídamente, aunque sea por 30 segundos, y observar para luego pensar desde la vida y no sólo las opiniones. Mucho de nuestro sufrimiento es el resultado directo de la frustración continua de nuestro diseño y la falta de orientación arraigada en la vida ancestral nuestra para cuidarnos. Esa es la belleza de la investigación del Dr. Price.
La estructura de nuestra cara, nuestros dientes son índices de salud importante y apuntan a la salud de nuestras madres durante sus embarazos. TODOS los pueblos autóctonos que estudió el Dr. Price proporcionaban alimentos “sagrados” para las mujeres en su embarazo y amamantando. ¿Porqué? Porque en comunidades estrechas y de convivio íntimo entendían que el bienestar y la dieta materna iban a ser determinantes en cuanto la naturaleza de la comunidad humana generada por esta generación en la generación venidera. Un pueblo autóctono y transmisor de su “saber-vivir,” su “saber-curar,” “saber-equilibrar” entiende que nuestros actos son consecuentes sobre muchisísimas generaciones.
Riqueza Vital es un foro en el cual nos atrevemos a abrir la mirada hacía estos impactos ancestrales en nuestras vidas de hoy en día, reconociéndonos ancestros del futuro y teniendo un cariño y un cuidar activos para nosotros mismos, para los jóvenes que ya están y los que están por venir.
Para saber más del trabajo del Dr. Weston Price encontrarás una introducción en castellano AQUÍ
Para mujeres embarazadas o amamantando podría interesarles leer lo de arriba y luego ESTO.
Hay secretos en nuestra sonrisas, amigos, secretos que a veces mal-entendemos porque no nos atrevemos a parar nuestro sinfin de quehaceres y pasar 30 segundos, sí, segundos, completos para simplemente con-templar (es decir, estar con el temple de lo que pretendemos contemplar) las naturalezas de las sonrisas que nos habitan, que nos rodean, su abundancia y su escasez, sus cualidades, con la valentía de hacer preguntas más ricas que ¿está bien o mal? y hacer uso de nuestros sentidos.
La naturaleza de nuestra vida se revela por nuestras naturalezas,
naturalezas reales, vivas y reveladas por nuestros sentidos.
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