Hace unos años un amigo me invitó a ver la película Mongol. Trata de la vida de Temuyin, después conocido como Genghis Khan, o Chinggis Khan. Despertó mis ganas de saber más de este hombre, de los Pueblos que reunió en su Alianza Mongol y de la Sabiduría que aplicó en contra de los imperios que ya se estaban acercando a sus Tierras Ancestrales. Descubrí un ejemplo sorprendente de Sabiduría, de Humanismo, de Inteligencia, de Valentía, Supervivencia, Humildad, Voluntad de vivir, Excelencia y Aprendizaje. Genghis Khan tenía Consciencia de las Consecuencias que siguen el dejarse conquistar. Hizo todo para no dejar que su Gente fuera sometida a tal destino.
Este artículo es largo. Hay muchisísimo más en la historia de los mongoles, los dichos “Tártaros” que voy descubriendo a medida que siga entrando en el tema. Cada vez que investigo un poco más descubro cosas sorprendentes. Es una historia fundamental en cuanto el continente eurasiático, y tal vez los continentes americanos. Y es una historia suprimida y encubierta casi por completo. Si fuiste a una “escuela,” seguramente habrás aprendido de los reyes españoles, franceses, y muchos otros. También habrás aprendido de las “revoluciones” mexicanas, americanas, capitalistas, comunistas, de los imperios griegos, romanos, británicos y franceses. ¿Y porqué no aprendimos de los Tártaros? Este artículo es solo una introducción a la historia y las raíces de la confederación mongol que se expandió a incluir muchos otros pueblos.
¿Recuerdas haber aprendido sobre los tártaros o mongoles, como civilización pluralista e indígena? ¿Has escuchado otra cosa de los mongoles más allá de que “fueron guerreros feroces y armados con arcos pequeños y potentes que derramaron sangre de China a Hungría”? De pronto sabrás porqué no.
Fue una civilización inmensa, pluri-cultural que no solo respetaba la diversidad humana, pero también devolvió a muchos pueblos, ya-sometidos por imperios, el desafío de volverse otra vez naturales, sin dejar de lado sus logros y aprendizajes bajo sistemas imperiales.
Este propósito de Aprendizaje, de recobrar Dignidad, Capacidad y Responsabilidad Humana, y de salir del infantilismo y de la dependencia permanentes es una que me inspira hasta el tuétano. Genghis Khan es un ejemplo brillante de lo que he pasado toda mi vida aprendiendo y desaprendiendo. Descubrí a alguien de quien sabía poco, pero tenía impresiones muy nítidas, la mayoría de las cuales fueron completamente malinterpretadas.
Puede sonar extraño pensar en Genghis Khan como un sabio indígena. La realidad que apunta es aún más curiosa. Mi relato, por seguro, está lejos de una versión final. El imperio tártaro fue el más grande de la historia humana «conocida» y, al mismo tiempo, encubierta casi por completo. Cada vez que mis lectores comentan sobre un artículo, generalmente estoy llamado a revisarlo e ahondar aún más en los temas.
El verdadero Aprendizaje no nos lleva a conclusiones determinantes; nos lleva a seguir encaminando Aprendizaje, no solo para nosotros mismos, pero para que ¡los Pueblos Amadores de Vida VIVAN! Este es mi propósito. Fue el de Genghis Khan. Y no solo para su Pueblo. Para todos los que se entregaran a reanudar con Vida.
Genghis Khan creó una Alianza entre Pueblos distintos de antiguos enemigos para abordar la amenaza real de los imperios que ya conquistaban y degradaban a “Pueblos de las Tiendas de Fieltro». Creó un camino para que otros Pueblos, en cuyos territorios ingresó, formaran parte de su Alianza. Contra todo pronóstico, se negó a ignorar, someterse o abrazar el destino de la degradación que los imperios someten a todo pueblo conquistado.
El amigo que me dio a conocer la película, Mongol, luego me dirigió a los libros de Jack Weatherford, Genghis Khan: y la realización del Mundo moderno y The Secret History of the Mongol Queens: How the Daughters of Genghis Khan Rescued His Empire (La historia secreta de las reinas mongolas: cómo las hijas de Genghis Khan salvaron su imperio). Me dijo: «Con todo lo que te apasiona, esto te va a hacer volar la cabeza». Así fue.
Mientras más me familiarizaba, no solo con la historia de Genghis Khan en el escenario mundial, sinó también con su historia personal de sobrevivencia y Aprendizaje, de su relación con los Cerros Sagrados, su compromiso con la supervivencia de los Pueblos de las estepas asiáticas, y con la Sabiduría y la Excelencia que dedicó a ello, descubrí un ejemplo de Sabiduría tan rica y profunda, que es digno de estudio dedicado y muchísima consideración.
Contiene muchas lecciones para quienes nos damos cuenta del precio y del nivel de maestría requeridos para permanecer libre frente a la embestida continua de la máquina imperial global.
Aprender hasta poder
No se puede negar el lado sangriento de la historia. Murieron millones. Resisitir a imperios es resisitir a guerra e invasión total con su equivalente, pero diferente. Genghis Khan entendió que los imperios convierten a los conquistados en piezas de máquinas que arrasan los Pueblos de la Vida como una podadora arrasa el pasto. Se comprometió a romper esas máquinas antes de que arrasaran a su Gente. Fue un compromiso total, hábil, sabio, y FEROZ. Y los mongoles de hoy en día siguen siendo quienes son gracias al compromiso de Seguir en Vida de sus ancestros.
Muchos otros pueblos conquistados ya nos hemos desviado del plan Vida natural a una “vida” de valores impuestos. Estamos llegando a un estado de mecanización y deshumanización casi total y final. Ya pocos son realmente capaces de aprender y rastrear lo que no quepa dentro de sus estructuras mentales y neuronales ajetreadas y programadas.
Escribo para los que pueden porque se comprometen a aprender hasta poder, en vez de pedir “vida” a cambio de mecanizarse. A ustedes, esta es una humilde Ofrenda al llamado de la VIDA que aún nos habita y nos anima. ¡Saludos y Respeto!
Esta es la historia de una elección de atreverse a desarrollar una respuesta acorde a las dimensiones reales del desafío. Esta elección se hizo en respuesta a la realidad aplastante del imperio, al desafío de comprender un sistema imperial totalmente ajeno a los modos de vida de los Pueblos de las Tiendas de Fieltro.
La historia de Temuyin, más tarde llamado «Genghis», «Océano», es una historia de pueblos indígenas que respondieron coherente y eficazmente a la amenaza imperial. He mencionado muchos Pueblos en este sitio web.
El Regalo Desafiante del Enemigo
Todos nosotros tuvimos Ancestros que, en algún momento, se enfrentaron a la degradación y explotación humana que la conquista imperial inevitablemente trae a conquistados. También se les ofrecieron las comodidades degradantes de los esclavos y sumisos que los imperios ofrecen a todos aquellos que se acomodan en sus jerarquías basadas en su disposición a ganar «beneficios» a cambio de esclavizar y degradar a sus propios descendientes. No son jerarquías de excelencia y Compromiso hacía su Gente, sino jerarquías donde lucran más los más-dispuestos a dedicar su vida a, de hecho, degradar su propio ser, su vitalidad, su dignidad, su honestidad y el mundo que heredarán sus propios hijos. Son anti-culturas basadas en el beso hacía arriba y la patada hacía abajo, que prosperan en los imperios.
Genghis Khan tuvo una historia única.
No ignoraba a sus enemigos. Tampoco se sometía a ellos. No los idealizaba ni los vilipendiaba. Los estudió detenida y detalladamente tal y como todo hombre natural, criado en las realidades extremas de los territorios del norte eurasiático, aprende a hacer a edad muy temprano, cuidando de sus rebaños de yaks, de caballos, cazando con águilas, en contextos geográficos con condiciones que exigen excelencia en su atención y acción y un respeto profunda del Parentezco Sagrado e Integrado que Sustenta y Com-Pone el Mundo Vivo.
Entendía que la presencia de amenazas nos desafía con conocerlas y capacitarnos a responder a ellas. Sabía que los enemigos son un Regalo Sagrado de la Vida Misma. Nos desafían con llevar nuestra Vida a una expresión aún más vital o a entregarnos a ser borrados de la faz de la Tierra por cobardes, descuidados, y degenerados. Hizo algo distinto: estudió sus enemigos como toda Vida Natural estudia; aplicándose, prestando atención, RASTREANDO REALIDADES, y acuñando nuevas capacidades desde el Corazón de su Amor de VIDA, de su Tierra y de sus Pueblos.
Aceptó el desafío que sus enemigos le planteaban. Abrazó el reto, y lo superó, con su Pueblo y con otros Pueblos Amadores de VIDA en rechazo total de la vida impuesta e indigna.
Estudió las Habilidades y Excelencia de sus Enemigos para cultivar Habilidades y Excelencias propias, diferentes pero cor-respondientes. De una variedad de Pueblos distintos y conflictivos forjó una Alianza ejemplar y con cabida para muchos otros Pueblos sin someterles a lo que no fueran, mientras cumplían con VIDA, y no con la máquina.
No borró las diferencias sino las unió fortaleciéndolas. Es un legado asombroso del cual todos los que amamos la libertad suficiente para VIVIRLA tenemos mucho por aprender.
Los libros de Jack Weatherford son una excelente introducción a esta fascinante historia. Weatherford ha escrito muchos libros sobre pueblos indígenas, como Indian Givers: How Native Americans Transformed the World , (Dadivosos Indios: Como los Nativos Americanos Trasformaron al Mundo) una fascinante crónica de las contribuciones de los Pueblos Indígenas Americanos a tantos aspectos de lo que damos por sentado en la cultura «moderna». Aún damos poco crédito a los Pueblos de las Américas por restaurar, aunque sean los aspectos más básicos de la dignidad humana, desde la higiene personal hasta nuestros alimentos, medicinas y conocimiento del mundo más comunes.
Los escritos de Weatherford se basan en una rica y sutil atención a los detalles y matices de posibilidades de convivencia humanas, más allá, y más acá, de la enajenación de valores desvitales fomentados por el imperio ya “globalizante.” Están enraizados en el aprecio de la Sabiduría de los Pueblos de Vida que aún ejercen la inteligencia natural y sus distinciones y diferencias con la anti-cultura globalizante y su culto de insensatez hacía Lo-Que-Vive. Sus libros sobre Genghis Khan y su familia revelan sus Principios y Proceder.
Para Aprender de Verdad Hay Que Salir de Nuestro Marco
Para aprender algo profundamente , no es suficiente estudiar el tema en cuestión desde nuestras impresiones. Nos tenemos que desafiar con tomar consciencia de nuestros propios hábitos mentales, de percepción, lo que los define y lo que los restringe.
Te desafío a explorar tus propias percepciones.
Antes de enterarme de los desafíos a los que se enfrentaban Genghis Khan y «los Pueblos de las Tiendas de Fieltre», me imaginé a un jinete asiático con casco de metal, bigote, sediento de sangre, duro y brutal al mando de una horda de hombres despiadados en sangrientas batallas que barrieron la totalidad del continente de Eurasia, desde Hungría, a Persa y hasta a China, cubriéndolos en un mar de sangre. «Un despiadado guerrero». «Un señor de guerra.» Un «asesino en masa». Un «jefe mongol».
Estas representaciones ignoran las sutilezas, la humanidad y los compromisos de un hombre para quien ninguno de sus guerreros, o de sus familias, eran prescindibles. Invitó a personas totalmente extranjeras, ya bajo regímenes imperiales, a volver a aprender una forma de ser centrada en Vida, a defenderse y a crecer mutuamente.
Al pensar en Genghis Khan, antes de aprender sobre él con más detalle, lo imaginaba completamente en términos caricaturescos y de acuerdo con valores asumidos por la mayoría de las personas «modernas». Sería fácil para mí dejar de apreciar esa «modernidad» y la ignorancia casi completa de la propia ascendencia e historia, el sentido de las palabras que usamos para pensar sobre el mundo, o la naturaleza del «sistema» en el cual estamos instalado.
La condición «moderna» es precisamente la deshumanización sistemática que Genghis Khan hizo todo para evitar como “destino.” Su rechazo de la deshumanización imperial tuvo un costo extraordinario, no solo para los pueblos y etnias distintas que se unirían como «los mongoles», sino también para los reinados que rehusaban su oferta de participar en un modelo VIDA.
Genghis Khan era «un jefe». Es fácil para personas modernas de malinterpretar el término al contrario de su sentido . Venía de Pueblos tribales, indígenas, capital-P. Nosotros no.
Para personas acostumbradas a vivir nuestras vidas en cadenas de mando, y dirección, instrucción, y «autoridad» externas, ya sea en la «escuela», en el trabajo o en casa, es fácil concebir a un «jefe» como un «pequeño rey» sin aprecir que la etimología de la palabra «rey», del Indo-Europeo reg, («movimiento directo») es «el que va directo».
Bajo el mando de sus corazones
Como resultado, es muy difícil para nosotros concebir cualquier forma de liderazgo que no se base en el mando y el control. Pero en una cultura de jefes todo adulto tiene que ser su propio jefe PRIMERO. Sólo un jefe, o una jefa de si mism@ puede valorar el liderazgo sano y real de otr@. Esto ya empieza con el lazo madre-hijo y con madres que fomentan, en vez de coartar y frustrar, la voluntad propia y social de sus hijos.
Es una maternidad sumamente distinta a la moderna. Yo no lo entendería si no fuera por haber tenido el privilegio de pasar años con Pueblos cuyas Madres no controlan y no someten a sus hijos. El resultado no es un niño descontrolado, todo lo contrario; es un ser sociable, responsable y en plena posesión de su propia voluntad y vitalidad.
Los hijos de la modernidad están fuera de control porque se crían fuera del auto-mando y siempre bajo mando ajeno. Pero los hijos de Madres de las cuales nacen jefes desarrollan sus capacidades de auto-maestría, desde el principio. Por nunca haber sido sometido a voluntad ajena resultan ser sumamente sociables. Se acoplan a la Vida de su Gente, sin resistencia ni porque resistir a su propia Gente. Su Gente apoya su voluntad. El resultado es que su voluntad es el bien de su Gente que les hace tanto bien.
Los jefes tribales son elegidos por su competencia, su sabiduría, su capacidad de ver claramente, su valentía para enfrentar realidades desafiantes, y no por someter a los demás a su voluntad. Son elegidos por voluntad propia y natural de cada uno por su realeza; su capacidad y naturaleza de «ir directo». ¿Hacía que? Hacía encarar justamente lo que otros harán todo para esquivar.
Entre los pueblos no imperializados, TODAS las relaciones son de jefe a jefe. Están enraizadas en la conexión y la competencia. Se habla de corazón a corazón. Se habla y se actúa en la realidad y con sentido.
El libro de Pierre Clastres La Sociedad contra el Estado (.pdf gratuito AQUÍ) es una excelente introducción a la naturaleza de liderazgo sin coerción o imposición en sus expresiones entre Pueblos Originarios Americanos. Para quien se interese en las dinámicas profundas de comunidades humanas, y las alternativas relacionales y existenciales a los modelos imperiales, es de poner en su lista de lectura. Ofrece mucho para ayudar a una persona moderna a comenzar a considerar otras formas de ser humano en comunidad. La Sabiduría de Pueblos de Vida sigue mostrando su valía hasta hoy.
La Historia en un imperio de engaños
Es un desafío empezar a comprender a Pueblos cuyos valores son diferentes a los nuestros. Tenemos que experimentarlos. Sistemas de instrucción refuerzan una forma de ver todo y todos desde el punto de referencia de «la versión autorizada», desde las etiquetas chatas y las descripciones sumarias con las cuales pretendemos «saber» cosas que nunca hemos observado, mucho menos contextualizado. La instrucción imperial invade las conciencias de los inocentes con «datos oficiales desconectados y seguidamente falsos» y siempre desmunidos de SUS contextos; los que NO participen del modelo de imposición, invasión y sumisión.
«Hay dos historias mundiales. Una es la oficial y llena de mentiras, destinada a ser enseñada en las escuelas, la otra es la historia secreta, que alberga las verdaderas causas y ocurrencias «. -Honoré de Balzac
La historia de Genghis Khan es un ejemplo perfecto de lo que Balzac estaba señalando. Otro ejemplo es la dicha “historia occidental,” como lo ha ido descubriendo el matemático astrónomo ruso, Anatoly Fomenko. Todo imperio, por su naturaleza de imposición, impone engaños. La Vida y la Verdad no precisan de imposición.
La enseñanza de la historia oficial imperial promueve una agenda que no tiene nada que ver ni con verdad, ni con entendimiento. Están diseñadas para descapacitar la consciencia de contexto y de como se engendran consecuencias.
Para Amadores de la Vida, AQUÍ te doy una huella para que rastrees la Realidad de las Falsedades con las cuales los imperios fomentan el mito de su “historia.”
Nos cuesta imaginar que la historia moderna, al igual que las religiones imperiales, la ciencia, la «educación» o la medicina, es otra arma contra nosotros, los conquistados, diseñada para confundirnos y disminuir nuestra competencia para conducirnos a vivir de otra manera que las que sirven propósitos imperiales.
Un gobierno dedicado al espíritu de invasión y conquista tendrá que corromper a una parte del pueblo para que lo sirva directamente en su empresa … y tendrá que actuar sobre el resto de la nación, de la que exige obediencia pasiva y sacrificio. para confundir su razón, falsificar su juicio y retorcer sus ideas. -Benjamin Constant (1809) Sobre el espíritu de conquista y usurpación
Es fácil lamentar esto. Para Genghis Khan enfrentarse con un desafío impensable no era de lamentarse. ¡Era de desafiarse! Prestó atención, rastreó realidades y respondió a un llamado a excelencia y competencia. No se contentó ni con “intentar” ni con “esperar.” ¡Hizo! E ¡hizo lo que se necesitaba! Y ¡con excelencia y habilidad!
Genghis Khan encaró REALIDAD. Vio que otros «Pueblos de las Tiendas de Fieltro», que antiguamente fueron de mucho renombre, se volvieron decrépitos, sumisos, deshumanizados, cobardes y corruptos al ser conquistados.
“La debilidad corrompe y la debilidad absoluta corrompe absolutamente.” –autor desconocido
Hay profundas diferencias entre un jefe guerrero, entre Pueblos Naturales, y un señor de guerra, entre pueblos conquistados.
Pocos de nosotros imaginaríamos que la relación de un jefe con su pueblo es casi lo opuesto a un señor. El liderazgo no es mando. Incumbe al que va primero y directo en encarar dificultades con habilidades reales.
La película Mongol retrata estas relaciones según una dinámica que refleja más la dinámica cultural imperial que la de los pueblos indígenas, y mucho menos de los diferentes pueblos tribales que se unieron para enfrentar el imperio, bajo el liderazgo de Temujin.
Un Guerrero No es un Soldado
La relación de guerreros, criados como jefes en una cultura de jefes, con otro jefe que les hable a sus corazones desde su sabiduría y capacidad, es muy distinta a la de soldados con comandantes.
Un guerrero no es un soldado. Es jefe propio, en aprendizaje a cómo llevar su propio liderazgo y a ayudar a su comunidad. Un guerrero sigue el llamado de su corazón a excelencia, por el amor de su Pueblo y de la Vida. Admira y apoya a los que demuestran maestría en apoyar al Pueblo con excelencia. Reconoce excelencia desde su plena libertad de elegir, poniéndose a la par y en complicidad, o no.
Las Guerras Imperiales
Un Pueblo que cumple con el requisito de toda vida de protegerse y a sus generaciones futuras es otra cosa que la cadena de mando en la cual un soldado está insertado, bajo comandantes sin parentesco y obedeciendo, a su torno, a otros “superiores” desconocidos por los soldados. En los imperios que Genghis Khan confrontó los soldados seguidamente eran campesinos y lugareños conquistados, sometidos y obligados a “prestar servicio militar.” Para la ignoble “nobleza” generalmente invasora eran conquistados perfectamente despreciables y sacrificables.
Las familias reales, y los papas, de hoy y de antaño son casi todos miembros de pocos linajes. Siguen en el poder. Desarrollan nuevos disfraces y formas de mandar y de engañar; “capitalismo, comunismo, democracia, unión europea, elecciones, derechos, socialismo”; todos disfraces para ya no poner la cara en la cadena de mando revelado al público.
Guerras imperiales no solo sirven fines militares. Sirven fines de “ajustes poblacionales.” Sujetar poblaciones nacionales enteras a las dinámicas de trauma, transmisibles sobre generaciones, también sirve los fines subrayados por Benjamín Constant en la cita de texto arriba, logrando así una población con muchas dificultades para orientar y contextualizarse más allá de la inmediatez de sus necesidades personales y cotidianas. Al vivir en «crisis» tras «crisis» que mal entienden, quedan convencidos de su necesidad de «expertos» para «gerenciar» detalles tan básicos como que comer, como sanarse, como educar a sus propios hijos y como vivir de manera coherente con las necesidades y los deberes que aseguran la Continuidad de su Comunidad en el Todo-Vivo sin necesitar ser empleado por otro. Sigue siendo así. Tómalo en cuenta. La “guerra” no es solo ofensiva o defensiva hacía “enemigos.” Es también una herramienta de ganadería humana.
El Ciudadano como Rehén Imperial
Todo habitante de un sistema imperial es rehén de ello. Está sujeto a su lógica de producción, extracción y de eliminación. Todo sistema imperial sigue la lógica de desestabilización y de traumatizar constantemente a sus rehenes para lograr los fines de los que encabezan la cadena de mando y desconocidos por casi todos los que están en esa cadena.
El arte de mandar se acopla con la ciencia de engañar, en un juego a largo plazo. Los traumados y ajetreados apenas logran manejar sus vidas a corto plazo sin llegar a entender “en que estamos” o “lo que nos cae encima” hasta que nos les caiga encima nuevamente. Esto empieza ya desde el uso de un lenguaje desde su «significado» casi totalmente desligado de su sentido, o sea, la función de hablar humano de llamar la atención a realidades sensibles y reales, no solo ideas.
Genghis Khan entendió la lógica imperial al ver pueblos de mucho renombre reducidos al «puterío» imperial. Se comprometió a hacer lo requerido para no entregar a su Gente a tal destino.
Tendemos a percibir a los demás de acuerdo con nuestra experiencia desde nuestro propio contexto. Esto, por supuesto, es de esperar. Solemos ver a alguien como Genghis Khan desde nuestras propias referencias,o, más bien, las que nos fueron profundamente programadas, sin mucha consciencia de nuestro propio marco. Somos adaptaciones integrales a nuestras experiencias y contextos. Nuestra experiencia se hace “la norma universal,” por lo menos para nosotros.
Incluso después de una vida viviendo con muchos pueblos diferentes, todavía veo cuán fácil e inconscientemente, utilizo mis propios términos para definir experiencias ajenas.
Es un reto reconocer como sigo siendo engañado por mis propias presunciones. Se necesita vivir, no solo viajar, con Pueblos distintos, y por largos períodos de tiempo, para captar – eventualmente y tal vez – que puede haber cosas muy obvias que escapen tanto a la atención del visitante y amigo extranjero, como al de sus anfitriones.
Genghis Khan también se enfrentó con este desafío. No solo tuvo que entender los sistemas imperiales que estaban acercándose a su Tierra natal desde el este, el oeste y el sur. Tenía que entender las diversas bandas, los clanes y las pequeñas tribus que componían la gran variedad de «los Pueblos de las Tiendas de Fieltro», muchos de los cuales estaban en desacuerdo entre sí.
Un Reto Transformativo
Se desafió con entender en quién y cómo tendrían que transformarse los pueblos del norte eurasiático para constituir un frente unido y hábil a las máquinas de guerra imperiales que ya se estaban acercando a sus tierras natales. Luego se desafió con comunicar todas estas diferencias, dinámicas y desafíos a los Pueblos de las Estepas para quienes el sistema imperial permanecía fuera de su experiencia .
Cómo se las arregló para hacer esto, como líder de un clan de sobrevivientes, y un fugitivo reciente del sistema penitenciario chino, tiene mucho que ver con la diferencia entre una cultura de Pueblos Originarios y la de estructuras jerárquicas imperiales.
Genghis Khan no tenía «poder», aparte el poder de ver las cosas directamente, en realidad, y de comunicar con sentido con los líderes de Pueblos que aún vivían sensiblemente.
A menudo, una PRESUNCIÓN puede ser TAN obvia, por ambas partes, pero de maneras completamente diferentes, que la diferencia de percepción permanece desapercibida. Los jefes no se enseñorean de su Gente. Tal persona dejaría rápidamente de ser un Jefe. Los jefes no gobiernan, ellos lideran. Un líder lidera por capacidad comprobada, y la inteligencia de permitir que los más competentes lideren, sin que «mandar» entre en la ecuación.
Intentar y Hacer son propósitos distintos
Eso no significa que los jefes no establezcan estándares. Lo hacen. Aquellos que unen sus fuerzas se comprometen a excelencia en sus compromisos. Pero no lo hacen debido a la sumisión al jefe. Lo hacen debido a la dedicación compartida a la propia gente y una intención compartida de lidiar de forma decisiva con una amenaza.
Genghis Khan no reunió a «los Pueblos de las Tiendas de Fieltro» para tratar de lidiar con el imperio. Los llamó a neutralizar la amenaza, DECISIVAMENTE. Entendió la naturaleza de la amenaza. NO tendrían múltiples oportunidades de enfrentar esa amenaza y eran muchas sus desventajas.
O bien superarían todas sus mezquinas diferencias, rivalidades tribales y enemistades y HARÍAN algo que nunca habían hecho para enfrentarse a un enemigo que la mayoría de ellos apenas podían imaginar. O serían otro pueblo, entre muchos, sometidos a la desgracia de vivir como un humano reducido a ganado imperial.
No había lugar para «intentar» encarar la realidad a la que se enfrentaban. Las probabilidades ya estaban completamente apiladas contra ellos. No solo los superaban en número, sino que estaban rodeados por cuatro imperios diferentes al oeste, al sur y al oriente.
Unas ventajas que los Pueblos Mongoles tenían eran neurológicas, existenciales y celulares. Eran Pueblos VITALES. Su inteligencia aún funcionaba NATURALMENTE. No estaban biológicamente degradados. No comían una dieta basada en carbohidratos, provocando los correspondientes altibajos de azúcar y la resultante inflamación de sus organismos y cerebros. Genghis Khan lo entendió y lo aprovechó al máximo.
Al mismo tiempo, las peleas clandestinas mezquinas e insulares debilitarían su capacidad de unirse para enfrentar, comprender y superar la naturaleza de la anti-cultura imperial de máquinas de guerra, y hacerlo de manera efectiva. AQUÍ es donde la historia se vuelve tan interesante. Es una historia de maestría a una escala extraordinaria. Diferentes pueblos que se convirtieron en una sola gente, quedándose diferentes. Cultivaban sus diferencias , en lugar de eliminarlas. Es la historia de enemigos ancestrales que se hicieron parientes sin hacerse iguales o uniformes. Se reformaron en grupos familiares formados de miembros de diferentes tribus que se abrazaron y se unieron A TRAVÉS de sus enemistades y diferencias ancestrales.
Esta no es solo una historia de pueblos indígenas protegiéndose a sí mismos. Es una historia increíble de aprendizaje, de desaprendizaje y de formar una alianza eficaz con sus enemigos.
Un jefe entre jefes es aquel que ha demostrado un compromiso inquebrantable, sabio, y habilidoso para servir a su Pueblo. Una cultura de Jefes es una cultura de servidores, pero no servidores sumisos sinó servidores dadivosos y amorosos de su Gente. Son in-dividuos (“no divididos”) completamente desarrollados. Su desarrollo los lleva a organizarse naturalmente para dimensiones de Vida más Grande, e inclusivas, de la suya propia y personal.
Por supuesto, muchos soldados también se comprometen a «servir a su gente», pero no son liderados por jefes, sino por comandantes, algo profundamente diferente, como pronto veremos. Los soldados se vuelven parte de una máquina de guerra. La inteligencia de los componentes de tal máquina de mando está siempre restringida por la inteligencia del mando superior.
Solo un jefe es capaz de reconocer a otro jefe, desde su excelencia. Es desde allí que reconocen la excelencia del liderazgo de otro. Guerreros Amadores de Sus Pueblos se unen para formar una partida de guerra, donde TODAS las vidas de las personas son sagradas y no prescindibles por ningún otro.
Un Pueblo de Jefes es una expresión de desarrollo sano y completo. Tal como células sanas se realizan al formar órganos sanos, con un sistema inmune sano y completamente capaces de defenderse, órganos sanos forman seres sanos; humanos sanos forman un Pueblo de Jefes, en el cual no hay más contradicción entre la voluntad individual y el bienestar del grupo, que la haya a nivel celular. Las células no se están “sacrificando” al formar un órgano. Se están realizando. La organización en estructuras más amplias es justamente su realización individual, indivisa, conectada, relacional.
Es algo muy olvidado por personas ya imperializadas. Pero forma la esencia de toda Vida natural.
Un Pueblo de Mucha Madre
Pueblos de Jefes son criados por madres capaces de una sintonía profunda con sus hijos. Sus hombres y mujeres se auto-lideran y se dedican por completo a la continuidad de su Comunidad. No es ni fantasía ni idealismo. Es algo natural y, como toda vida natural, nos desafía con crecer, realizarnos, y unirnos constantemente.
La valentía, la generosidad y la poderosa maternidad de las mujeres mongoles cria a hombres dedicados e inspirados por sus mujeres al bienestar de sus hijos y de su Gente. Las mujeres mongoles no «pertenecen» a sus hombres. No son «controlados» por sus hombres. Tampoco crían a hijos o hombres que se dejarían «adueñar» por hombres o mujeres.
No es así como funcionan y perduran las culturas tribales libres y capaces de responder.
Toda cultura, o anti-cultura, humana es reflejo de su maternidad por la naturaleza misma de nuestro desarrollo.
En culturas de personas que no se dejan intimidar por sus propios padres y personas, y cuyo desarrollo emocional y relacional es completo, no coartado y frustrado, la única forma de lograr que alguien haga algo es inspirarles, hablar a su inteligencia y excelencia, no «decirles qué hacer».
Mandarles, por otro lado, es la forma más probable de que no hagan lo que se les diga. Las personas que se respetan a menudo arrojan a un tirano en ciernes que quiere dominar a los demás. Hasta lo matan o lo echan de su comunidad.
La historia de Genghis Khan está muy entrelazada con este tipo de dinámica. Su padre era un jefe tribal que murió envenenado por miembros de una tribu vecina y hostil.
Creció como fugitivo en las Montañas Sagradas de su Pueblo y de los Pueblos vecinos. Al morir su padre, hombres de su propio bando se apoderaron de su clan y lo echaron. También los del bando que mataron a su padre lo estaban acechando. Si hubiera sido un poco más grande, lo hubieran matado para evitar que creciera y se vengara.
Creció en fuga. Hizo amistad con niños de otros pueblos, que tuvieron compasión de él y le mostraron bondad y le daban de comer, cuando podrían haberlo matado. Creció en un Viaje de Aprendizaje entre comunidades humanas diversas, y en la Naturaleza. Brincaba marcos y fronteras de percepción ya desde muy joven,. Sus circunstancias lo retaron con orientarse a realidades dinámicas y potencialmente peligrosas. No “pertenecía” a un Pueblo específico. Tuvo que asumirse y andar por un Camino muy variable bajo mando propio. Su liderazgo se forjó bajo mando propio y peligros reales que lo acechaban casi constantemente. Se alió con los Lobos que recorrían en sus Montañas. Aprendió lo que es ser Gente, ser Jefe de Bando, ser Aliado.
Es una idea errónea pensar que «Genghis Khan lideró una horda de mongoles». Hasta que Genghis Khan unió a los “Pueblos de Tiendas de Fieltro» no había una identidad «mongola». Inspiró una sorprendente alianza entre Pueblos sumamente diversos, incluso gente que vivía en la taiga, los bosques del norte, y ecosistemas bastante variados, con formas de vida diferentes.
La forma en que reunió a los Pueblos en “familias” compuestas de miembros de Pueblos distintos hace que la lectura de la historia de Weatherford valga la pena, por sí misma. Reformó a múltiples tribus en una tribu de un orden completamente diferente, dentro del cual permanecieron intactas sus distinciones anteriores. La unión que propuso era pluriforme, no uniforme.
Su muy difícil crianza, como huérfano perseguido, y el tener que descubrir y navegar tanto la hostilidad como la bondad entre pueblos extranjeros, incluso adversarios, personalmente y tribalmente, lo dotaron de una visión de grandeza, potencial, traición y excelencia que superó con creces el carácter de clan y la división común a ese paisaje humano, en esa región, en ese momento. Fue un rastreador de caminos reales desde niño.
La infancia de Genghis Khan lo forzó a desarrollar una capacidad de VER REALIDADES, matices, indicios, cambios y consecuencias que pocas personas reconocen. Estoy hablando de realidades, no de fantasía, no de disociación mística: realidades. Desarrolló realeza.
Culturalmente, era un «brinca-fronteras». Creció sin la ventaja de un sistema de apoyo familiar estable y culturalmente uniforme. Este apoyo natural también formatea y limita la percepción dentro de un marco familiar, linguístico y cultural.
Para sobrevivir, tuvo que desarrollar la capacidad de sintonizar con los Pueblos y las situaciones de las que dependía su supervivencia. Estos podían, en cualquier momento, matarlo de forma fácil y justificada. Aprendió no solo la psicología individual, sino los patrones entre diferentes familias y grupos culturales.
Su experiencia lo dotó de una sabiduría pan-cultural (sabiduría es literalmente «conocer los sabores, los matices”). Pocas personas logran esto.
Se logra al salir de las presunciones exclusivas de sistemas familiares y culturales particulares y estabilizadores. La educación o, literalmente “la acción de guiarse fuera” apunta justamente al viaje de “salir de su marco.”
Era Hijo de las Montañas Sagradas que lo albergaron y revelaron Sus Misterios Reales. La guerra y la caza están prohibidas en los Cerros Sagrados. Son lugares de refugio natural, de búsqueda, y con peligros y desafíos propios y reales.
Las montañas sagradas no son lugares para visitar o para pasar el tiempo de forma casual. Son lugares de inciación y de transformación, de muerte y renacimiento. Genghis Khan fue llamado a morir, renacer y crecer repetídamente y de maneras poco comunes.
La violación de los Lugares Sagrados a lo largo de los últimos miles de años va de la mano con la degradación total de los seres humanos en el fenómeno grotesco, existencialmente cuadripléjico del recurso humano moderno.
Ocurre en todas partes que los humanos comenzaron a comer granos como su principal fuente de alimento. La cosecha de granos ocurre en períodos específicos y es, por ende, capaz de ser impuesta por una casta militar y una casta religiosa que hace el lavado cerebral para justificar vivir bajo mando ajeno.
A medida que la agricultura (literalmente «cultura de campo», del latín agres: «campo») se enfoca hacía rendimiento máximo, junto con abuso del suelo, toda la cultura se degrada. El suelo se agota. Su fruto se desvitaliza. El ser humano que lo come también degenera.
La iniciación, bajo conquista, o se prohibe, o se falsifica. Se remplaza por ritos “religiosos” que ya no reconectan con VIDA sinó con doctrinas sin-sentido e iconografía reducida a idolatría. Fomentan la adoración de un “dios” que es puro palabreo y senti-mental-ismo. Un “dios” de no-existencia. Un dios de imagen sin realidad usado para justificar que el pueblo abandone su realeza a cambio de “esperanza”. Los conquistados esperan de otros lo que ya ni saben como encarar por si mismos.
El más-acá se abandona a psicópatas a cambio de mentiras y de “cielos” en un más-allá. Es una religión a servicio de lo falso, lo no-existente; un culto al vacío y a la extinción.
El Pueblo se convierte en ganado humano, degradado por métodos religiosos, políticos y culturales para mantener castas militares y “sacerdotes” entrenados en mistificar y embrutecer a una casta trabajadora útil e incapaz de orientarse y asumirse en realidad. Tales “pueblos” (p-minúscula) siempre terminan enfermos, esclavizados y, eventualmente, extinguidos.
Este estilo de vida degradada era extraño y desconocido para los mongoles. Genghis Khan lo descubrió durante sus años de encarcelamiento en una prisión china.
Cuando Genghis se hizo hombre, asumió el liderazgo, es decir, el servicio a la Gente que su padre había liderado. Forjó alianzas con amigos de la infancia de otros Pueblos que en realidad eran mucho, mucho más fuertes que la pequeña banda de sobrevivientes liderados por Genghis. Durante una batalla, en alianza con su mejor amigo, ese «amigo» se volvió contra él.
Le tenía envidia porque en otra batalla los hombres de ese amigo decidieron ir con Genghis porque repartía los bienes equitablemente y solo tomaba una parte igual a los demás, no como su amigo que tomaba la mitad y dejaba el resto para sus hombres. Tampoco quiso ser súbdito de ese amigo. Andaba bajo mando propio. Su “amigo” terminó traicionándolo en la siguiente batalla.
Esto tuvo resultados desastrosos para el bando de Temuyin (Genghis Khan). Muchos de los miembros de la tribu de Genghis Khan fueron asesinados. Él fue vendido como esclavo y llevado a una prisión en las fronteras de China, que ya se estaba carcomiendo los territorios y «Pueblos de las Tiendas de Fieltro» al oriente de las estepas.
La Valentía de las Mujeres Mongolas
La historia no se puede contar sin hablar de la Valentía de las Mujeres Mongolas. La esposa de Genghis Khan fue imparable. Fue un Regalo Sagrado a Genghis Khan. Cuando Temuyin fue vendido y llevado al territorio chino, su esposa fue, con dos niños a la zaga, y sola, para liberar a su marido.
Los dos se habían conocido cuando Genghis Khan no era más que un niño en el Viaje durante el cual su padre fue envenenado. Cuando se conocieron, teniendo solo 9 o 10 años, sabían de inmediato que iban a ser esposos. De niños, se comprometieron a estar juntos. Cuando Genghis Khan se convirtió en un hombre joven, fue a buscarla. Luego fue raptada por otro bando. Genghis y su amigo que luego lo traicionó fueron a liberarla.
Ella, a su vez, fue a liberar a su esposo cuando lo vendieron en cautiverio en China. La historia y la VOLUNTAD de Börte, la mujer de Genghis, son asombrosas en sí. La grandeza del Pueblo Mongol, como en todo Pueblo con P mayúscula, es en suma medida una expresión de las mujeres que crían e inspiran a ese Pueblo desde sus comienzos.
La celda de prisión china de Temujin se convirtió en su Escuela en Psicología de Cultura Imperial. Le reveló la dinámica en juego en las vidas de aquellos que viven en cadenas de mando. Genghis había conocido muchos Pueblos muy distintos. Pero nunca había conocido personas así.
Las estudió. Aprendió de ellos. Aprendió, como había aprendido durante su propia infancia, viendo debilidades, habilidades, cultura, métodos, particularidades, mentalidades, maneras de organizarse particulares a los que imperios fomentan en sus súbditos. Aprendió que esta forma imperial de «vida» se estaba extendiendo desde el oeste (imperios bizantinos y romanos), desde el oriente (imperio chino) y desde el sur (imperios árabes, persos y turcos) hacia los territorios del norte.
Vio que la conquista de otros pueblos por los chinos los había degradado en la última cosecha de «siervos imperiales». Estudió esa transformación de cerca.
En la vorágine de la cultura imperial carcelaria china, donde personas de todo el continente euroasiático fueron enjauladas, comenzó a notar que había mentalidades muy distintas entre pueblos pastores y cazadores como él y los pueblos que comían granos (arroz, cebada, trigo, avena), con los que codeaba. Estudió sus guardias de prisión, e incluso los últimos pastores nómadas que recientemente habían sido sometidos a la dieta y al régimen del imperio. Notó que hasta sus fisionomías y su inteligencia se degradaban.
Cuando la esposa de Genghis finalmente lo encontró enjaulado en una celda solitaria, ya había descubierto cuán corruptibles eran los subordinados en sistemas imperiales. Su esposa pudo liberarlo gracias a lo que había aprendido, y su valentía excepcional. Su dedicación a su hombre fue total.
La Grandeza del hombre, Genghis Khan, y de sus Pueblos, debe mucho a la Grandeza de Börte, su Pareja y la Madre de sus Hijos. Juntos, con sus hijos, regresaron a la Estepas.
Börte era una Mujer de Sabiduría inmensa.
Genghis había estudiado la maquinaria cultural, linguística, relacional, neurológical, fisiológica y alimenticia de anti-culturas imperiales. Vio lo que operaban la imposición, la obligación, la sumisión a vida odiada y odiosa y la mecanización en seres humanos sometidos a “ser” lo que nunca habrían sido por naturaleza. Él y su pueblo vivían de inspiración, excelencia, colaboración, del pleno desarrollo de sus capacidades y de feroz auto-defensa.
Experimentó otra vida en la cultura china. Vió y estudió las consecuencias de cerca.
Le quedaba el desafío de activar lo aprendido, para que su Pueblo siguiera en VIDA como seres dedicados a ser lo que SON, POR NATURALEZA. Y el desafío era más que cabrón.
Los mongoles no son solo pastorales. También son cazadores. Tienen un término específico para las especies de presas que comen hierba y viven en manadas. Usan estrategias de caza específicas para animales de rebaño que aprovechan la psicología de manada.
Lo que Genghis Khan descubrió, mientras completaba sus estudios en Psicología Imperial en la cárcel china, es que los humanos imperializados actúan colectivamente y de manera muy predecible. De hecho, se convertían en animales de rebaño. No eran comunidades de individuos completamente desarrollados que respondían a la realidad juntos y desde la maestría de cada uno.
Eran colectivos de personas de desarrollo coartado. Sus voluntades estaban constantemente sometidas. Vivían bajo órdenes, amenazas, y la búsqueda constante de ventajas del uno sobre otros. Eran, en fin, anti-sociales. No se asociaban libremente. Estaban presos en una organización de mando, buscando intereses propios en contra de intereses superiores, mientras estaban, al mismo tiempo, sujetos a ellos. Como resultado, todos desconfiaban de todos al mismo tiempo que vigilaban que todos que estaban por debajo de ellos, obedecieran. Su atención estaba ajetreada por los lazos traicioneros de la escala de mando.
Sus neurologías estaban impresas, predecibles y micro-sincronizadas,. Notó que actuaban como animales de rebaño. Estaban pobremente individualizados. No pensaban ni observaban por cuenta propia. Vivían a regañadiente. Estaban tan acostumbrados a que se les de órdenes que su conciencia y auto-liderazgo estaban sub-capacitados. Repitían «refranes» comunes que «sonaban bien» o que “se tenían que afirmar, mientras quedaban cegados al sentido, o no-sentido, de lo que decían o hacían. Estaban moldeados en contra de su propia conciencia e inteligencia naturales. Sus referencias ya no estaban en la realidad sinó en el rebaño. Ninguno, salvo los de muy alto rango, entendía exactamente en qué tipo de estructura o sociedad estaban.
Como hombre cuya supervivencia había dependido de cultivar, en lugar de destruir, su conciencia natural e su inteligencia, Temuyin comenzó a comprender claramente que la degradación de los recursos humanos que forman máquinas de guerra imperiales los formaban en estructuras monolíticas, de control de mando de arriba hacia abajo y resistentes a la inteligencia diversificada. La inteligencia de todo un conjunto de personas, reducida a la del más alto en su jerarquía, era una clave para saber cómo vencerlos.
Numéricamente, los Pueblos de las Estepas estaban sumamente inferiores a los múltiples imperios que se movían hacía su territorio. En términos de Inteligencia Diversificada, sin embargo, los Pueblos de las estepas eran inmensamente superiores. El truco sería unirlos, conservando y fomentando esa diversidad de inteligencias y capacidades para luego aplicarlas a romper las máquinas de guerra imperiales de manadas humanas sincronizadas.
Aquí es donde el genio de Temuyin sorprende.
Los pueblos tribales de las estepas podrían usar las mismas técnicas de caza que usaban con caballos salvajes, los yaks y otros animales de rebaño, contra las poblaciones de humanos de rebaño, neurológicamente embotados, que ocupaban las filas de las máquinas de guerra imperiales que rodeaban y acechaban la Gran Mongolia.
Genghis Khan no iba a hacer “guerra,” en términos imperiales. Iba a “cazar rebaños” en términos basados en estrategias ancestrales que los Pueblos de las Estepas ya manejaban con suma maestría y agileza. Iban a aplicar estrategias para cazar rebaños de hombres deshumanizados y mecanizados en estructuras de mando imperial.
Genghis regresó a su Gran Patria con una visión que vino, no de la imaginación, sinó de ver claramente realidades y consecuencias. Vio que el destino de los Pueblos de las Estepas del Norte no era solo una cuestión de «destino». Podrían VER y ELEGIR un Camino a través de las Realidades y Consecuencias que se desarrollaban en el continente euroasiático.
Para ello, tendrían que convertirse en una Gente completamente diferente, para poder hacer esto, mientras se mantenían vivas las habilidades, fortalezas y diferencias que tenían. Tendrían que ser más quienes ya eran. Tendría que llevar lo que eran a otro nivel.
Esto requeriría que desarrollaran capacidades completamente nuevas y forgieran alianzas nuevas entre Pueblos distintos. Genghis Khan vio claramente cómo enfrentar el desafío.
Al VER el quién, el cómo, el qué, el dónde, el cuándo y el por qué de los elementos imperiales, y las cualidades de los jugadores y de sus movimientos, entendió como los Pueblos del Norte podían formar una alianza exitosa y parar la expansión imperial.
Vio como navegar las Realidades que había VISTO.
No solo miró. Siguió mirando hasta VER. Al VER, siguió VIENDO, hasta empezar a escudriñar matices, dinámicas, conexiones, cualidades para DAR con REALIDADES y Naturalezas hasta entonces desconocidas y facilmente malentendidas si se hubiese contentado con reducirlas o solo etiquetearlas desde su propio lenguaje, surgido de contextos ajenos a las dinámicas en medio de las cuales estaba.
El Poder Oceánico de la Fluidez
El nombre real de Genghis Khan era Temuyin. La palabra «Genghis» o «Ching-gis» se refiere al Océano. Genghis se alió con el poder suave, fluido e irreprimible de Aguas Oceánicas. Estas cualidades suaves, fluídas, del agua estaban al corazón de toda su estrategia de combate. Le permitieron vencer a ejércitos imperiales que superaban al suyo, ¡a veces por 50 a 1! Los mongoles no combatían rígidamente. Aparecían y desaparecían como mareas, corrientes, y oleadas.
Eran guerreros de VIDA, de AGUA, no soldados reducidos en partes rígidas de máquinas de guerra. La Vida, en cualquiera de sus expresiones naturales, no es desechable o menospreciable para un guerrero-defensor de su Pueblo.
La Psicología Imperial
La palabra «imperio» proviene del imperare latino : «imponer, mandar». La psicología imperial a menudo es de dureza y fuerza bruta y brutal. Temuyin entendió esto de primera mano. Vio cómo las cualidades del agua podían usarse para atraer, rodear, arrastrar, desaparecer, inundar y ahogar a ejércitos imperiales.
Pasó años estudiando la naturaleza del Mundo Vivo. Pasó años estudiando las naturalezas de los Pueblos de las Estepas. Y ahora había pasado años estudiando humanos desnaturados por anti-culturas imperiales.
Su tiempo en prisión no se desperdició en el lamento de su experiencia personal. Ni el tiempo, ni las dificultades, ni la brutalidad de la vida carcelaria, ni años a “no hacer nada” fueron pérdidas para un hombre de tal vitalidad.
Es más, desde muy joven, supo apreciar y estudiar sus enemigos. Fueron sus enemigos quienes hicieron que se hiciera lo que ERA, y con una plenitud que nunca se habría desarrollado sin su presencia, sus amenazas, y el desafío de integrar las realidades de sus enemigos, y no solo su propia perspectiva.
El tener enemigos y desafíos era un regalazo para Genghis Khan. Supo honrar y aprovecharlo. Ya formaba parte del tejido existencial y relacional del hombre joven. Era un Estudiante rodado y habilidoso de la Escuela Vida.
Cuando Genghis Khan reapareció en su Patria nadie esperaba volverlo a ver, ni a él, ni a su esposa, ni a sus hijos. Eran sobrevivientes de cantidad de circunstancias que habrían aniquilado tantos otros. Nadie sobrevivía a todo esto. Sin embargo, allí estaban; implacables sobrevivientes, el hombre que pasó toda su infancia evadiendo con éxito a tribus rivales que habían matado a su padre, su mujer y sus hijos, más vitales y capaces que nunca. Implacables e indomables, contra viento y marea.
Aquí estaba el hombre traicionado por su mejor amigo en la batalla. Aquí había un hombre que era el «líder» de una pequeña banda de familias reducidos en una banda de sobrevivientes diezmados. No tenía nada. ERA. Su SER era la prueba de su comprensión de cómo forjar camino contra todas expectativas.
Nadie más tenía esto como lo tenía Temujin, el que después llamarían de “Genghis Khan.” Y lo tenía en abundancia. Su regreso y su discurso hacían prueba de que este hombre tenía habilidades que pocos otros alcanzaron.
Forjando una Alianza de Excelencia
Llegó con una estrategia de alianza y un mapa de los peligros que ya se extendían sobre las llanuras cubiertas de hierba de las altas estepas de Asia.
En la forma tribal de los pueblos no imperiales, el propio pueblo no es prescindible. Aquellos que dirigen lo hacen al ir primero y al demostrar la competencia, la sabiduría y el compromiso que esperan de quienes quieran colaborar y ayudarles.
Aquellos que son guiados se comprometen a mantener los estándares de excelencia de aquellos por quienes son dirigidos. No son «guiados por la nariz» sino por el corazón y su compromiso natural y total con el Bienestar de su Gente.
Genghis Kahn veía que, para dar con el desafío, ya no podían hacer «cada uno lo suyo», como se les daban las ganas. Los principios rectores de su alianza eran estrictos. Se llamaba el Yasa. Genghis Khan no tenía ilusiones acerca de las desventajas de su pequeña alianza mongola. Estaban en guerra.
Complacerse con una cultura de cobardes ignorantes no es lo que hizo que los mongoles se convirtieran en lo que se atrevieron a ser. ¡O iban a dar el 100% o iban a ser reducidos en esos esclavos enfermizos que había visto en China!
La única forma en que tendrían éxito contra las enormes fuerzas militares imperiales era que cada adulto, hombre y mujer, se llamara al nivel más alto de excelencia.
Los que querían arrastrar al resto hacia abajo serían eliminados. Los Pueblos Naturales son guiadas por aquellos que viven como ejemplo de Valentía, Inteligencia, Generosidad y Dedicación a su Gente. Cada individuo individual elige quién es su líder, basado en su respeto por su Sabiduría, Competencia y Coraje.
Genghis Khan tenía estas cualidades no solo para su propia tribu, sino también para todas las tribus a las que había conocido íntimamente. Los vecinos extranjeros habían sido una parte tan importante de su supervivencia, como de las adversidades que había tenido que vencer. Les debía su Vida y su Excelencia. Ahora la Continuidad de esos Pueblos dependería de su Compromiso a alcanzarlo.
Los conocía a todos de una manera en que ni siquiera se conocían a sí mismos. No era simplemente un miembro de una banda étnica. Conocía a todos los Pueblos en su Gran Patria de una manera, y con una intimidad y perspicacia, que pocos logran.
Conocía el Gran Mundo y las Fuerzas en Juego, con la misma Astucia, Paciencia, Dedicación, Humildad y Excelencia. Era un hombre sabio , es decir, un Rastreador de Caminos.
El Visionario VER-dad-ero VE con sus OJOS
No era un “visionario” descalabrado con una mente mistificada y disociada. Sus habilidades eran reales y afiladas. Veía con sus OJOS. Veía muchisísimo más lejos que lo obvio, pero se fijaba en lo que sus sentidos podían conocer, hasta saber encontrar y forjar sendero por donde nadie iba. ERA la Prueba de ello. Rastreaba REALIDADES, y las encaminaba hasta LLEGAR en Vida y con Vida.
Tenía una Visión Mayor.
No estaba trayendo «buenas noticias» salvo para quienes se atrevieran a ser reales y a valorizar un desafío que, a otros, los tendría cagándose de temor y refugiándose en esperanzas falsas.
Advirtió a los Pueblos, que no confiaban necesariamente en él, que o enfrentarían la amenaza a su forma de vida o serían absorbidos como esclavos de una máquina imperial. O bien se pondrían a la altura del desafío y se llamarían a sí mismos a una Capacidad, Unión y Excelencia, o se transformarían en otro ganado imperial, como ya había ocurrido con tantos otros Pueblos muy similares a los suyos.
Eligir unirse a la Alianza de Temujin era comprometerse a Excelencia. Cada uno ya no iba a hacer las cosas, “a su manera.” Iban a hacer las cosas “cada uno a su manera en conjunto.” La genialidad de la Visión de Genghis no era simplemente militar.
Era una Visión Existencial y Relacional templada por su recorrido vasto y denso en la experiencia humana. Era una Visión Humanizante a la cual incluso iba a invitar hasta a los pueblos ya bajo imperios. No era un simple conquistador. ¡Era un arrasador de conquistas y un alzador de valores y capacidades humanas y dignas!
Los imperios fueron derrumbados por guerreros mongoles inspirados por una visión completamente distinta a la de la anti-cultura de cadenas de mando. Fueron llamados por su amor a su Pueblo, por la Continuación de sus Pueblos, y no por miedo al castigo o deseo de saqueo y codicia imperial.
Para Genghis Khan, ninguno de sus guerreros era prescindible. Como líder pan-tribal, no tenía autoridad para poner a nadie en peligro.
Es más, los mongoles tenían un tabú de sangre. Consideraban que el contacto con la sangre humana era espiritualmente contaminante. Evitaban el combate de mano a mano a todo costo. En cambio, desarrollaron arcos compactos de muy alta potencia, lanzas de 12 pies de largo y sus habilidades para disparar cabalgando, usar catapultas, y moverse con todo su Pueblo, hombres, mujeres y niños.
Los señores que gobernaban soldados nunca sospecharon que los Pueblos de las Estepas no vinieron a hacer el tipo de guerra que hacen ejércitos imperiales. No venían a jugar juegos imperiales. Venían a poner fin a ellos.
Para muchos, las tácticas de los mongoles parecían ridículas. Los mongoles no hacían muestra de “fortaleza». Los mongoles no iban a “hacer batallas” conformes al entender imperial. ¡Llegaban a cazar rebaños!
Primero, y siempre, ofrecían una alianza pacífica, pluri-cultural, respetuosa y una alternativa al sistema imperial, incluyendo reducir los impuestos. Muchos supuestos nobles se rieían de estas «ofertas de paz» de parte de estos mongoles cuyos talentos y semejanza despreciaban.
Después de todo, ¿qué podrían hacerles unas bandadas de hombres chaparros montados sobre caballos cortos? Solo tenían armas con las cuales podían desplazarse. ¿Qué podían hacer contra tropas altamente entrenadas, con armamento sofisticado, disciplina de hierro, obediencia total, y con defensas y castillos fortificados?
Los mongoles no vinieron simplemente a ofrecer paz. Vinieron a diezmar a aquellos que insistían en seguir la trama imperial que es, necesaria e irrevocablemente, expansionista. Vinieron a cazarlos con la mayor eficiencia mientras conservaban sus esfuerzos y sus vidas.
Los hombres de Genghis Khan formaban fuerzas extremadamente cohesionadas y flexibles, inteligentes y responsivas.
Las batallas entre mongoles y lacayos imperiales fueron absolutamente devastadoras para los ejércitos imperiales, a pesar de su abrumadora superioridad numérica y armamentística. Los imperializados ni sabían qué les había caído encima, hasta haber caído.
El Arte de SER y SABER-SER-JUNTOS
La fuerza mongol no estaba ni en sus números de guerreros, o solo en sus armas. Estaba en su SER, y SABER-SER-JUNTOS y AUTÓNOMOS. La historia es fascinante. Fue contada desde China, a Hungría, al Bósforo. Y, por razones imperiales, sigue siendo distorsionada.
Aunque ciertamente una caza tiene sus propios peligros, cazadores no se exponen ni se arriesgan innecesariamente. Entre los pueblos de Genghis Khan y los soldados y sus comandantes había una gran diferencia relacional y espiritual para casi todo. Genghis Khan sabía exactamente cuáles eran estas diferencias. Sacó provecho de todos. La historia, y sus detalles, merecen de un estudio cuidadoso.
Cada guerrero era completamente autosuficiente. No dependía de su ejército para abastecerle.
La Superioridad Metabólica
Los Pueblos nómadas, pastores y cazadores, no se alimentaban de carbohidratos. Cada guerrero mongol tenía cuatro o cinco yeguas que montaba y ordeñaba. Debajo de sus sillas de montar ponían panzas de animales que llenaban de leche que se cuajaba en queso mientras cabalgaban. Cuando no tenían queso, perforaban suavemente las venas del cuello de un caballo y bebían un poco de su sangre sin debilitarlo. Cada caballo solo se montaba cada cinco días, por lo que siempre tenían monturas frescas.
Las cinco yeguas de cada guerrero no solo le proporcionaron monturas frescas, sino que también les proporcionaron leche y queso, a medida que avanzaban. Podían incluso dormir montados. Conocían las Plantas nutritivas y sanadoras de las Estepas y Praderas. Se alimentaban de grasa y plantas, de VIDA.
La grasa proporcionaba energía duradera sin los altibajos de azúcar y ánimo que provoca una dieta basada en carbohidratos. No experimentaban los picos de hambre que obligaban a los ejércitos de soldados alimentados con granos de comer por lo menos dos veces al día, sin lo cual estarían debilitados.
La grasa no solo es exquisitamente saludable, alimenta al cerebro de manera óptima. Los mongoles eran capaces de aprender y de dominar con maestría, sobre la marcha, lo que los soldados alimentados con granos nunca pudieron.
Los mongoles eran mucho más que un ejército. Eran efectivamente una Escuela Iniciática Indígena armada, en marcha, y en Aprendizaje continua. Era una banda de Reyes confrontándose con manadas de güeyes (expresión mexicana derivada de “buey”, designando un ganado humano, castrado y engañado). Abrazaron el desafío de asumir su Realeza.
Soldados pasaban hambre cada 3-4 horas. Eran inútiles para el combate dentro de uno o dos días sin comer. Los mongoles lo sabían. Se aprovecharon de esto de manera fascinante.
Si sus ofertas de paz y alianza estaban rechazadas, a menudo mandaban una fuerza de unos pocos cientos guerreros a hostigar ciudades y ejércitos enteros. Llegaban como una “fuerza militar” completamente ridícula y menospreciable al entender de falsos “reyes” y “nobles”.
Los guerreros mongoles daban pinta intencionadamente patética en su amenaza a castillos armados. De pronto fingían abrumarse en inminente derrota. Al provocar la ira de los dirigentes de las ciudades agredidas, estos mandaban a sus tropas a perseguir “estos patéticos mongoles”. Los pequeños contingentes mongoles hacían pinta de presa fácil. Los gobernantes suponían que esto era “EL ejército del supuesto Gran Khan” y ya se enorgullecían con derrotarlos.
Los mongoles presentarían una ofensiva militar tan ridícula que los grandiosos psicópatas que dirigen a los humanos imperializados pronto dejaran que sus «visiones de grandeza» alimenten la fantasía de que iban a «derrotar a la amenaza de Genghis Khan final y contundentemente».
Los mongoles se replegaban. Luego se retiraban huyendo después de presentar una apariencia tan desordenada y confusa que los comandantes ordenarían a sus soldados a salir de sus ciudades fortificadas y perseguirles hasta atraparles. Después de recolectar sus otras yeguas, que guardaban fuera de vista de la zona de combate, y montando yegua fresca, arrastraban a los ejércitos en largas persecuciones de varios días hacía largos valles a muchos días de distancia. Siempre quedaban “casi al alcance” de las tropas. Las arrastraba por largas travesías sobre centenares de kilómetros.
Todo esto era calculado. Formaba parte de una estrategia de caza.
Después de días, hasta semanas, cuando los soldados y sus montaduras estaban ya agotados, es allí que entraban a valles lejanos y angostos donde decenas de miles de guerreros-cazadores esperaban en las laderas altas para la llegada de rebaños de soldados. Bajaban y acababan con los soldados, cuyo comportamiento, de cabo a rabo, y bajo mando, era absolutamente predecible. Los mongoles lograban evitar tacharse de sangre humana mientras alimentaban el pasto de los valles de soldados muertos.
Caza, No Guerra
Caza, no guerra. Un cazador no expone su vida innecesariamente. Y menos aún en la caza de animales de rebaño.
Los mongoles podían cabalgar durante muchos días y mantenerse saludables, vitales, frescos, descansados y bien alimentados. Nunca se había visto fuerzas guerreras desplazarse con tal rapidez y agileza.
Es algo que me hubiera parecido inimaginable antes de cambiar mi dieta. Cuando comencé a implementar los cinco pasos para restaurar su salud, al hacerlo al 100% empecé a entender otras posibilidades humanas, hasta metabólicas y neurológicas. El cambio en la cognición que experimenté después de implementar una dieta basada en grasas saturadas fue increíble para mí. Empecé a entender muchas cosas que Amigos de Pueblos Nómadas me habían dicho muchos años antes.
Cuando leí sobre Genghis Khan ya había vivido este cambio en mi salud y metabolismo. Me fascinó, al mismo tiempo que se me hizo perfectamente lógico, que incluso la dieta formaba parte de la ventaja que los mongoles tenían sobre los que comen granos.
El Genio Pluricultural de Genghis Khan
La visión de Khan era de alianzas multiculturales, enraizadas en la experiencia de toda su vida. Sus adversarios siempre estaban invitados a aliarse pacíficamente primero. Respetaba las diferencias humanas.
A la casta de mando que se negaba a aliarse y optaba por guerrear contra los mongoles, poniendo a su propia gente en peligro, después de ser capturados, les esperaba una muerte lenta. Sus soldados y ejércitos estaban diezmados.
Sin embargo, las personas cultas, instruidas y expertas en cualquier Arte y Ciencia fueron invitadas con la mayor consideración y cuidado para ejercitar sus Artes en Mongolia con pleno patrocinio del propio Genghis Khan. Mientras se apoyaba la expresión de sus Artes y Ciencias al más alto nivel, también se les inculcaba el valor de alianzas pluri-culturales, del intercambio de conocimientos y de formas de vida.
Genghis Khan transformó una pequeña manada de tribus pastorales en una alianza que transformó al mundo. Creó una capital de tiendas de fieltro donde las más altas expresiones de todas las Artes y Aprendizaje estaban en plena efervescencia, de todo el mundo. Propuso otra Visión de Ser Humano, de Ser Diferentes, y de Hacerlo Juntos, con Respeto, con Pluralismo, y sin imposición.
Las Ilustras Reinas, Hijas de Genghis Khan
Las hijas fueron encargadas con aprender de las culturas de diversas partes del continente euroasiático. Los mejores estudiosos del budismo, del hinduismo, del islam, del judaísmo, del taoísmo, del confucianismo y del cristianismo occidental y oriental estuvieron presentes en la capital de Mongolia, al igual que los Guardianes de la Sabiduría Ancestral de innumerables Pueblos. Numerosos idiomas no solo se hablaban, se enseñaban a las hijas de Genghis Khan. Estas se convirtieron en algunas de los seres humanos más sabias, cultas, multilingües, y hábiles de la historia humana.
Cuando la fuerza de combate de Genghis Khan comenzó a derrotar a los enemigos, desde la India hasta Hungría, la sabiduría de colaborar con, en vez de resistir, los mongoles, pronto trajo grandes reinos y principados en alianza con los mongoles. Las propias hijas de Genghis Khan se casaban con los príncipes de grandes reinos. Sus hijas tomaban el mando de esos reinos. Las hijas de Genghis Khan daban a luz al descendiente heredero del propio líder reconocido de esos pueblos.
Cuando una de las hijas de Genghis Khan se casaba con un líder extranjero, su país quedaba bajo la regencia de la ahora Reina, su hija. Sus hijas eran sabias formadas al más alto nivel de los paises que mandaba . No venían para imponer otra cultura, sinó para liderearla a su más alto nivel, con humanidad. Esta historia es más que sorprendente en si.
El líder, esposo de la hija de Genghis Khan, se unía a las fuerzas de Genghis Khan en el ejército. Entraba en Aprendizaje como Guerrero-Defensor de su Pueblo y no imperador y abusador de su país. Se formaba en otra forma de liderazgo y de defensa de sus Tierras y Pueblo.
Así, una vasta extensión del mundo quedó bajo una visión sorprendentemente sabia, diversa y humanitaria, dirigida por un hombre que entregó la administración de las tierras que conquistó a mujeres de logros excepcionales y dominio general. Esto era muy diferente de los sistemas imperiales. La historia secreta de las reinas mongoles: cómo rescataron las hijas de Genghis Khan su imperio de Jack Weatherford es una secuencia magistral de la historia de Genghis Khan y su extraordinaria familia.
Entre las hijas de Genghis Khan había cristianas, musulmanas, taoistas y budistas. Estaban bien familiarizadas con las diferentes matices de la cultura humana, sus idiomas y sus estilos de vida, en todos los niveles, tal como existía en todo el continente euroasiático. Genghis Khan instituyó la Ruta de Seda. Facilitó el comercio internacional y el intercambio cultural en todas las tierras que gobernó. Unió a numerosos enemigos en un sistema basado en diversidad con respeto. No solo se permitía que la cultura local continuara, alentó su florecemiento a niveles nunca antes vistos.
Lo que Genghis Khan instituyó tenía profundas diferencias con las culturas imperiales modernas. Genghis impuso excelencia, diversidad y alianza, empezando por él mismo, su familia y su pueblo. Él cambio que proponía primero lo aplicó dentro de su propia familia.
No destruía las culturas locales. Las fortalecía.
Las muchas derrotas de los que se negaban a alianza se seguían por una fiesta y celebración. Los guerreros mongoles cortaban árboles en tablones y los colocaban para bailar encima. Por debajo ponían a los gobernantes. El Pueblo mongol festejaba y bailaba arriba hasta sofocar a los gobernantes derrotados.
Metabolismos y Ciclos de Conquistas
Muchos de los reinos que Genghis Khan y su pueblo conquistaron y derrocaron desde el principio, como los Yurchen, también habían sido cazadores pastorales. Ellos, a su vez, habían superado feudos asentados gracias a su superioridad física, intelectual, espiritual y relacional. Ellos también habían usado su intelecto superior, su salud y su atención a la realidad para vencer a pueblos que se habían degradado biológicamente y, por lo tanto, en las demás expresiones de su humanidad.
Sin embargo, estas mismas personas se enamoraban del poder y sus seducciones hacía autodegradación. Se degradaban a sí mismos. Se debilitaban. Abusaban de su poder y del pueblo. Nuevos bandos de nómadas aparecían para quitarles sus señoríos.
Hoy las personas modernas se están encaminando hacía un derrumbe con una inexorabilidad insistente. Considérelo, pero no solo con su mente. Abra sus ojos. ¿Cómo está su gente? Esta Historia no solo se orienta en el Pasado. El desafío que asumió un joven fugitivo de las estepas del norte del continente euroasiático es muy parecido al que nos confronta hoy en día.
La palabra «inexorabilidad» se usa precisamente aquí para su sentido . Viene del latín en: «no» + ex: «fuera de» + orare: «orar», habilis: «habilidad». Su sentido es
» No basta orar para salir de esto «.
O uno se llama a Realeza, o a sus hijos ya no quedará duda de la enfermedad, la esclavitud y la extinción a la cual sus padres los entregaron por descuido, ignorancia y cobardía.
¡YA estamos bien adentrados en el hoyo!
¿Cómo derrotó Genghis Khan a los imperios sin perder ni una sola batalla ? Con atención y habilidad.
En una o dos generaciones, las familias reinantes de los Pueblos que alguna vez fueron tribales y que conquistaron pueblos agrícolas también adoptaban la dieta y los hábitos mentales de las personas que conquistaban. Durante unas pocas generaciones, el liderazgo degradaba su salud, su sabiduría, sus familias y su honradez. Se volvían suaves, violentos y abusivos, no solo para los pueblos que gobernaban, sinó también para ellos mismos. Debilitaban su Vitalidad en el Lujo del Poder, y de su Abuso. Ellos, a su vez, se convertían en presa fácil. Eran fácilmente invadidos por personas más duras, más sanas y más afiladas.
Los Imperadores Pastorales
Khan sabía que mantener los hábitos robustos de vida de los cazadores pastorales, mientras adoptaba públicamente la cultura local, era clave para mantener el dominio de su familia sobre una vasta extensión de pueblos y culturas. Sus hijas entendieron esto también. Asumían el gobierno de los reinos de Oriente a Occidente mientras aprendían a encarnar el orden más elevado de la cultura de los reinos que gobernaban y seguir con los hábitos de vida mongoles, a la vez.
Entendieron el valor de ser multifacético individualmente y en familia. Este fue un legado de los años de infancia de Genghis Khan, luchando por sobrevivir en un paisaje habitado por diferentes pueblos, muchos de los cuales lo ayudaron cuando pudieron haberlo matado.
Cuando gobernaban China, los mongoles construyeron una Ciudad Prohibida que contenía un enorme pastizal, completo con grandes manadas de caballos, yaks, ovejas y otros animales. La familia real de China continuó viviendo un estilo de vida pastoral, en yurtas, al estilo mongol, más allá de la vista de los chinos han a quienes gobernaban. En esencia, habían creado una mini pradera en el corazón de la capital imperial de China. Cuando salían en público, adoptaban la ropa y los modales propios de la Familia Imperial China. Tan pronto como llegaban a casa, en el medio de la capital china, volvían a vivir su estilo de vida y prácticas mongoles. El interior de su Ciudad Prohibida estaba prohibido para los no mongoles.
En una vida, Genghis Khan había unido bandas pequeñas y rivales en una fuerza de combate, pero también una fuerza de cultura, humanidad y excelencia sin igual en la historia. Había creado un clima de máximo respeto por las artes, las ciencias, la artesanía y la sabiduría de culturas muy diferentes. Él trajo a sus mejores practicantes, de todo el mundo, al contacto y la colaboración entre ellos.
Entre sus propias hijas había ejemplares del más alto nivel de aprendizaje y cultura de diferentes partes de Eurasia. Creó una ruta comercial, la Ruta de la Seda, que permitió que el comercio y la cultura fluyeran de este a oeste y de norte a sur, bajo la protección de sus hombres. Alentó a culturas totalmente distintas a avanzar en su comprensión y experiencia. Envió a sus propios familiares a dominar lo que tenían que enseñar.
Acogió a personas de los más altos niveles de conocimiento y dominio para que pudieran dedicarse a sus actividades, en las circunstancias más favorables, entre otras personas de todo el mundo. Genghis Khan entendió las conexiones entre la dieta, la neurología y la psicología en las escalas masivas. Entendió cuán profundamente las poblaciones humanas podían ser degradadas y manipuladas a través de la degradación biológica y dietética.
Entendió el costo de dejarse deshumanizar y esclavizar en modelos de vida falsa. Y entendió el precio de elegir un Camino hacía Vida Verdadera y Excelente.
Lo que Genghis Khan logró, sin embargo, no fue una «fantasía pacífica». Millones de personas en las tierras que rodeaban a Mongolia perdieron la vida y fueron masacradas. El vivir en sociedades imperiales les costó la vida.
No basta con resumirlo todo a “culpables” e “inocentes.” La Realidad no se desenvuelve en nuestros conceptos moralizantes. Sus consecuencias y desafíos son REALES. O respondemos a SUS requisitos, o entragamos a nuestros hijos a enfermedad, esclavitud y extinción. Esa es Realidad. Su desafío no respeta nuestros “pensamientos” y “creencias,” salvo en la medida que pensemos en Vida Real, y como realizarnos en Ella.
En Persa, por ejemplo, se estima que la población tardó nueve siglos en recuperarse de la masacre provocada por el ejército de Genghis Khan. El simple nombre de Genghis Khan provoca un profundo horror para muchos persos hasta hoy en día. La historia, las culturas, la política y las personalidades que engendran estas consecuencias están plagadas de matices mucho más sutiles, arraigados, efímeros, conocidos y desconocidos de lo que imaginamos.
Al igual que las personas cuyas historias son contadas y recordadas, las vidas de pueblos enteros aparecen como personajes en la pantalla de las narraciones y recuerdos de Hollywood, a menudo con profundas distorsiones. Para cada uno de los personajes que aparecen en la pantalla, los cuentos y las historias de cientos de otros ya no se cuentan, y los cuentos e historias de innumerables otros todavía se cuentan, en cabañas, tiendas de campaña y fogones, legando los dones y desafíos de actuar en favor de las personas hacia las nuevas generaciones.
Genghis Khan estuvo rodeado de hombres y mujeres sabios, dedicados y capaces. Incentivó a sus hijas a desarrollarse a un nivel inimaginable. No tuvo la misma suerte con sus hijos varones. E hizo el error de encargar el imperio Mongol a ellos en vez de entregar su mando a los más fieles y capaces de los miembros de su Alianza. Fue un error.
Con toda la sabiduría que Genghis Khan despertó entre su gente, con la sabiduría que él conservaba y destruía entre otras personas, y el increíble legado que transmitió a sus hijos e hijas, pero principalmente a sus hijas; con la remodelación permanente de la experiencia humana en cultura de pluralidades, uno solo puede preguntarse cómo la sabiduría que Genghis Khan logró y materializó en la vida de tantas personas podría desaparecer en unas pocas generaciones de su propia familia Pero le sucedió a la gente de Genghis de la misma manera que le había sucedido a tantos antes de Genghis, y de la misma manera.
La historia de Genghis Khan y los imperios se desarrolla en cada una de nuestras vidas hoy.
Los nietos de Genghis Khan eran vástagos de reyes de todo el mundo y de sus propias hijas. Eran los nietos y queridos de las familias más poderosas y brillantes del mundo. Su generación tomó las lecciones, la sabiduría y los legados duramente ganados de su abuelo. Algunos siguieron honrando y cultivando su legado. Otros fueron rápidamente al derrumbe.
Convertirse en un gobernante que da órdenes es exponerse a un proceso peligroso. Los que pretenden gobernar al degradar y abusar de un pueblo, también terminan degradándose.
No te vuelves completamente libre simplemente evitando de ser un esclavo; ¡también necesitas evitar de convertirte en un amo! -Nassim Taleb
Se dice que Kublai Khan, el nieto que gobernó China, pasaba sus días transportado en un palanquín en estado de embriaguez, sexo y libertinaje general. Como emperador de China, sucumbió a las seducciones del poder imperial.
La historia de Genghis Khan y de su Sadiduría poli-cultural está íntimamente ligada a, e ilumina, la dinámica en juego en nuestras propias vidas. Podemos aprender mucho de todos los personajes involucrados. Tal vez deberíamos de estudiarlos, y el curso que tomaron, cuidadosamente.
Excelencia o Extinción
La vida no es una realidad de «dientes y garras». Es de atención o distracción, de excelencia cuidadosa o de ignorancia mistificada, de vitalidad o enfermedad, de libertad o esclavitud, de dejadez hacía su propia gente o de entrega a capacidad para generar Continuidad en su Comunidad y en la Vida en Grande. La vida es una invitación a la excelencia o extinción, y todas sus permutaciones y consecuencias.
El legado de Genghis Khan no se perdió. Hoy, los Pueblos de las Estepas del Norte todavía cuidan sus rebaños, viven en sus tiendas de fieltro, cazan con águilas y asumen sus Habilidades de Respuesta y de Entrega a la Vida en Gande. El Gran Árbol, también, finalmente cae y se rinde a la pequeña, humilde, a menudo olvidada Sabiduría de la Semilla.
La Invitación que la Vida extiende a cada uno de nosotros es mucho más Grande, más Noble y más Generosa que nuestra Disposición para entrar en su Aprendizaje. Una cosa es «obtener» una invitación. Otra es recibir, honrar, vivir y trasmitir esa Invitación Viva y Sagrada. Genghis Khan la honró, y con su todo.
Tuvo la Dedicación y la Entrega de un Aprendiz Verdadero, un Aprendiz cuyo Deseo Profundo y Apasionado y Amor de Vivir es Verdadero, y Conectado a la Continuidad de la Vida en Grande, a la Capacidad de Respuesta y no solo a la anhelo de evitar cualquier cosa «desagradable» bajo el pretexto de «no poder hacer nada al respecto «.
Para leer más sobre Genghis Khan, AQUÍ hay una bibliografía muy útil .
Junte semillas, herman@,
De sabiduría,
Para sembrar un Camino digno, y de VIDA, para que su Pueblo Viva.
ELEGIR la REALIDAD con REALEZA requiere de VOLUNTAD:
¿Excelar o Degradar?
¡Usted decide!
Caballero en Mongolia
¡Claves Sorprendentes Para Vivir Ricamente!
Porque la Vida diseña Vida para que rebosemos en Vida,
Por Naturaleza.
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